El pasado 14 de enero se estrenó The Carrie Diaries, precuela de la exitosa Sex And The City.... ¿Perdón? [MODO cara de sorpresa, asombro, estupefacción y terror ON].
Durante
mucho tiempo, años me atrevería a decir, estuve oyendo maravillas de
Sex and The City, lo divertida que era y halagos varios.
Creo
que fue por el aburrimiento de no tener nada decente que ver (ya os
acordaréis de mis problemas informáticos) que empecé a ver eso (sí,
sí... ESO) por la tele.
Obviamente, en el mundo tiene que haber gente para todo, pero encontré la serie una horterada superficial.
Empecemos
por el apartado “moda”... ¿En serio? El precio de una pieza no está
proporcionalmente relacionado con su belleza, y para muestra un botón.
Nadie en su sano juicio se pondría un tutú para salir a la calle, por
mucho que lo acompañes de unos Manolos, o un floripondio de grandes dimensiones (superar el tamaño de la cara, nariz de Sarah Jessica-Parker
incluída, no es tarea fácil).
Pero...
¿Y los personajes? Si me preguntaran si me gustaría ser como un
personaje de Sex And The City contestaría con un alto, claro, fuerte y
rotundo NO: NO quiero tener el armario lleno de ropa cara no, lo
siguiente y tener problemas económicos (tengo suficiente con mi armario
lleno de baratijas); NO quiero vivir de un hombre, ni cambiar de
religión, ni de gustos, ni de personalidad, ni de nada (soy como soy, si
te gusta bien y si no ahí está la puerta); NO quiero ir de guays por la
vida, y en realidad ser una pringada a la que quieren por interés
(prefiero pasar desapercibida); NO quiero tener 40 años y dar saltitos y
palmas mientras emito sonidos agudos y estridentes como gritos
adolescentes de la emoción; NO deseo con todas mis fuerzas ni he soñado
desde niña con una gran boda, ni con mil invitados, ni con un vestido
blanco (¡qué vergüenza me daría por dios!).
Como
todo en esta vida, es cuestión de gustos, y seguro que la mayoría no
vio lo mismo que yo, si no está claro que la serie no habría tenido el
éxito que tuvo, ni habría dado pie a dos películas y una precuela.
Pues
bien, he hecho mis deberes (os acordaréis que el jefe es un tirano,
¿no?). Esta Semana Santa no he estado muy fina, así que sólo me apetecía
ver memeces, aunque tuve un par de momentos de lucidez y empecé House of Cards (no lo puedo evitar y cadad vez que la oigo, nombro o leo me viene a la cabeza este TE-MA-ZO) y The Following (que da miedito, al menos a mi, que lo sepáis ("and my soul from out that shadow that lies floating on the floor shall be lifted - Nevermore!"),
¡estuve a punto de morir abrasada por la sopa caliente que casi me tiro
encima del susto!), fue el momento The Carrie Diaries... No sé si, a
aquellos que la habéis visto, os han asaltado las mismas dudas que a mi:
¿En qué momento se le alargó la cara y le creció la nariz a Carrie
Bradshaw? ¿Por qué Carrie con 16 años se parece más a Samantha que a
ella misma? ¿Por qué es más “madura” la Carrie de 16 años que la de 30
y...?
Las
reflexiones que hace la Carrie adolescente y las que hacía en su
momento la Carrie adulta no difieren mucho, las que, desde mi punto de
vista, son más acordes a alguien en proceso de madurez que a las de
alguien que se supone que ya debería haber llegado a ella. Las historias
de los personajes se asemejan más a los problemas que puede tener un
adolescente de lo que se parecían los “problemas” de la señorita
Bradshaw y sus amigas a la vida real. La selección musical tremenda, un
buen homenaje a los 80. Y desde YA me declaro muy fan de la hermana de Carrie, de sus posters de The Clash, sus camisetas de Joy Division y de
su hamster Morrissey.
PS:
Buscar fotos para ilustrar el blog, "googlear" Sarah Jessica Parker y
que lo primero que salga sea "Sarah Jessica Parker caballo" ¡no me
digáis que no es la risa!
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